El ejemplo de Salta

EL EJEMPLO DE SALTA 

“los lutos se volvieron galas”

(Cervantes)

Desperté sin querer recordar lo que había sucedido anoche en esa fiesta. En que momento reprimí esos hechos tan absurdos, sólo sé que algo interrumpió la calma luego que llegaron los invitados de los vecinos. No tengo recuerdos claros de cómo llegué a ese hotel donde esos putos alquilan habitaciones, pero algo  pasó ahí.

Sin saber exactamente donde estaba me levanté de inmediato al ver el colchón manchado con sangre. Luego de ver esas imágenes pegadas en los muros supe que desatarme los brazos del somier no iba a ser sencillo. De ahí me fui directo a los Atelliers donde estaba alojando ese mes. 

Justo cuando llegué comenzó el ensayo de la banda que estaba tocando salsa afro, por lo que no pude dormir profundo. Justo en mis orejas resonaban esos cobres tan finos. Mi habitación compartía el muro con la sala de ensayo. Entonces comencé a curar algunas heridas que tenia en la espalda y piernas, e intentaba atraer los recuerdos de ayer. Mis intestinos aun no digerían la cocaína que me vendió un tal Martín “Fierro” anoche en la calle piedras, antes de llegar a la fiesta. En esa estaba cuando el rechinar del sonsonete cubano y mi respiración acelerada, se me apareció una madriguera en el piso, por donde transitaban los ecos de las voces del hotel. Hasta que reconstruí parte de la escena.

Eran una especie de pasillos angostos los que conectaron las carcajadas del guatón ebrio y los gritos del maraco más solicitado de la cuadra. Así fue, que se me reveló de a poco el intercambio que los dos tuvieron en el balcón del 4° piso que daba a la calle Salta. Ambos se incitaban a lanzarse a la calle, a seguir la indicación que sugería el nombre de la calle. Lo planteaban cómo un gran acto de valentía. De un mandato escondido. Decían algo de una señal ejemplificadora, de una muestra de poder del tercer sexo saltar con plumas.

Luego al caminar ya de noche, al día siguiente, vi en el diario popular la foto de la tal Cornelia. Ocupaba media página la noticia. Decían los testigos; “Ella fue la que se atrevió a seguir su euforia”.