La lengua como herramienta de comunicación, tiene dentro de sus facultades establecer y mantener relaciones de poder, el uso técnico-gramatical tiene la particularidad de ser poco accesible a los sectores subordinados socialmente del manejo correcto de la lengua, sin embargo estos sectores pueden reconocer fácilmente el uso del léxico por la oficialidad, debido que toda la institucionalidad pública como privada están regidos, en teoría, en estos parámetros, de esta manera saben identificar quienes son los más ventajosos para la administración de estos saberes dominantes.
Los individuos que no poseen las competencias lingüísticas necesarias para el trato lingüístico entre los diversos actores, delegan sus capacidades a un representante, haciendo que la participación de los sujetos este reducida a la ofrecida por la institucionalidad oficial y a sus formas de organización preestablecidas. De esta forma el acceso a las competencias lingüísticas siempre van a ir enfocado a los sectores preparados de la sociedad. Ellos son los encargados de ser los voceros oficiales de todos.
Bourdieu logra crear una categorización de los diferentes productos lingüísticos, los cuales están dado por el valor social que se le asigna, o también el autor hace mención de un “precio” de intercambio que contiene su uso, o sea el que sepa convencer de mejor manera es el que tiene un mayor estatus, según esto, también tienen que cumplir ciertas reglas, como la coherencia con los valores dominantes, su compatibilidad con las leyes y la institucionalidad reinante.
De esa manera un discurso por más que tenga una fuerte argumentación racional y practica pero que no comparta los valores de la mayoría suele perder reconocimiento en la discusión, los discursos del margen o marginales no entran en la competencia lingüísticas del mercado, es por esta razón que los intercambios discursivos no tiene como finalidad el trabajo intelectual y el mejoramiento de un conocimiento o la conformación de saberes que permitan crear nuevas relaciones, sino lisa y llanamente consolidar las relaciones de poder existentes.
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