"Hacen una carnicería y le llaman paz", Tácito
UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO
(Fragmento)
(Fragmento)
Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín donde todos los corazones se abrían, donde corrían todos los vinos. Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. –Y La encontré amarga.- Y la injurié. Tomé las armas contra la justicia. Huí. ¡Oh brujas, oh miserias, oh rencor a vosotros fue confiado mi tesoro!
logré que se desvaneciera de mi espíritu toda esperanza humana. Salté sobre toda alegría, para estrangularla, con el silencioso salto de la bestia feroz. Llamé a los verdugos para morder, al morir, la culata de sus fusiles. Llamé a las plagas para ahogarme con arena, con sangre. La desgracia fue mi dios. Me revolqué en el fango. Me sequé con el aire del crimen. Y jugué unas cuantas veces a la demencia. Y la primavera me trajo la horrible risa del idiota.
Pero, hallándome recientemente a punto de lanzar el último gallo, se me ocurrió buscar la llave del antiguo festín, donde quizá recuperara el apetito. La caridad es esa llave. -¡Esta inspiración demuestra que he soñado! "Seguirás siendo hiena, etc....", exclama el demonio que me coronó con tan amables amapola. "Gana la muerte con todos tus apetitos, y tu egoismo, y todos los pecados capitales." Ah, demasiado harto estoy de eso: -Pero, querido Satán, te conjuro: ¡una pupila menos irritada! Y, en espera de algunas pequeñas infamias que se demoran, para ti que prefieres en el escritor la ausencia de facultades descriptivas o instructivas, desprendo estas horrendas hojas de mi cuaderno de condenado.
Pero, hallándome recientemente a punto de lanzar el último gallo, se me ocurrió buscar la llave del antiguo festín, donde quizá recuperara el apetito. La caridad es esa llave. -¡Esta inspiración demuestra que he soñado! "Seguirás siendo hiena, etc....", exclama el demonio que me coronó con tan amables amapola. "Gana la muerte con todos tus apetitos, y tu egoismo, y todos los pecados capitales." Ah, demasiado harto estoy de eso: -Pero, querido Satán, te conjuro: ¡una pupila menos irritada! Y, en espera de algunas pequeñas infamias que se demoran, para ti que prefieres en el escritor la ausencia de facultades descriptivas o instructivas, desprendo estas horrendas hojas de mi cuaderno de condenado.
(Arthur Rimbaud)
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